El pasado lunes estuvimos en
la charla que dio el ministro de Industria, Energía y Turismo, Sr. Soria.
Teniendo en cuenta el titulo
de la charla “Más Europa”, esperábamos una serie de reflexiones encaminadas al
cómo seguir con la construcción europea en este difícil marco de relaciones
internacionales en que nos encontramos, y por supuesto desde un enfoque del
turismo, de la industria y de la energía.
En vez de esto, el sr
ministro usó una gran parte de su tiempo en justificar las políticas que el
gobierno de la nación está llevando a cabo desde que están en el poder.
Dos puntos en particular
llamaron nuestra atención, la reforma laboral del 28 de febrero y la llamada
reforma energética.
De la reforma laboral poco
hay que decir, justifican lo injustificable diciendo que esta pérdida de
derechos de todos los trabajadores y trabajadoras se realiza para evitar que se
produzcan despidos en las empresas, dándoles a estas y a sus trabajadores las
herramientas para negociar en situaciones de crisis.
Pero en la práctica desde la
implantación de esa reforma el número de despidos lejos de disminuir ha
aumentado, con lo que el argumento se queda en lo que es, una excusa.
En la otra cuestión, la de
la llamada reforma energética, hablaba de una forma un tanto sibilina de que
las empresas deben mejorar su eficiencia energética, y que los costes de
producción y distribución de la energía eléctrica son superiores a lo ingresado
por las empresas productoras y distribuidoras, y que por lo tanto hay que hacer
algo (es decir, subir el coste al consumidor) o en corto plazo estaríamos ante
un déficit económico de grandes proporciones.
Está claro que la mejora de
la eficiencia energética de las empresas es una cuestión de alta prioridad, no
solo por cuestiones económicas, sino también por cuestiones medioambientales.
Cualquier empresa que se precie de seria, modifica sus equipos buscando
aproximarse a la tecnología punta que esté a su alcance. Con ello a igualdad de
producción obtendrá consumos más reducidos y consecuentemente una menor
facturación eléctrica.
Otro tema es el de que los
costes de producción energéticos sean superiores a lo que se factura. Si
tenemos en cuenta que los sueldos españoles son más bajos que los de nuestro
entorno (los sueldos de los trabajadores de las empresas eléctricas también,
claro), y que pagamos más por la electricidad que ellos... ¿No falla algo en
este razonamiento?
Habría que preguntarse por
tanto donde está el fallo, quizás en la poca capacidad de generar tecnología
propia que tenemos en este país, o quizá en que al dividir a la antigua empresa
generadora, transportadora y distribuidora en unas cuantas, ahora tenemos un
montón de intermediarios. Y todos y cada uno de ellos quieren su parte de los
beneficios.
Esto, que el sr ministro ve
con tanta naturalidad, puede desembocar en la desaparición de empresas del
ámbito de la industria pesada; Alcoa, ArcelorMittal, Cemex, etc. Ya que no
podrán competir en costes con la competencia externa, pero no pasa nada, en un
país con más de cinco millones de parados, unos miles más ni se notan.
Los productos que estas
empresas realizan, se acabaran haciendo fuera de España, muy probablemente
fuera de Europa, en sitios donde las relaciones laborales son nefastas, donde
nadie se preocupa por cuanto CO2 se genera en un proceso o cuantos ríos y seres
humanos acaban envenenados. Pero bueno, tampoco pasa nada, lo que se estila hoy
en día son las políticas liberales, así lo hemos votado, ¿No?
SECRETARIO GENERAL SS
CC.OO. ALCOA ALICANTE.
José Manuel Pascual