miércoles, 21 de octubre de 2015

Os dejo el escrito que nuestro Secretario General José Manuel Pascual ha leído en el sepelio de Marí Carmen.

En primer lugar me gustaría dar las gracias a todos por la gran cantidad de nuestras de cariño y apoyo que nos habéis trasladado tanto a su familia como a sus compañeros, confederación de CCOO, federación de Industria de CCOO, ayuntamiento de Alicante y un a largo etc…
Hoy es un día triste, un día complicado para toda la familia de Aludium, los trabajadores y trabajadoras de la fabrica del aluminio hemos pasado momentos muy difíciles pero siempre con trabajo, unidad y lucha hemos ido saliendo adelante, yo lo tengo claro, lo más valioso de nuestra planta son sus trabajadores y trabajadoras y hoy se nos va un pilar fundamental de nuestra familia.
Mari Carmen, Marisindi como la llamábamos cariñosamente los compañeros y amigos, porque con los años que llevábamos trabajando juntos ya no solo éramos compañeros, éramos buenos amigos.
Hoy estoy abatido, dolido, rabioso y triste pero al a vez contento, orgullo muy orgullo de haber tenido la oportunidad de coincidir en el camino contigo.
Una mujer luchadora por su familia, por sus compañeros y por su fábrica a la que tanto quería. Esa fábrica por la que tanto lucho y amo, hoy nos la ha arrancado de nuestro lado.
Dentro de tus responsabilidades en el comité de empresa y en las CCOO siempre intentaste hacerlo lo mejor posible, siempre estuviste a mi lado.
Recuerdo mil anécdotas contigo, los viajes con los hijos de nuestros compañeros, los críos te adoraban, cientos de reuniones de comité, de CCOO, viajes a Valencia, Madrid etc…
Te acuerdas la miles de veces que te decía “Mari has pedido la palabra” “pues entonces cállate” te encantaba intervenir sin orden, ojala pudiera seguir diciéndotelo.
Y qué decir de tu alegría, siempre con una sonrisa en la cara con tu peculiar tono de voz, que sepas que se me ha quedado grabada en mi cabeza.
A partir de mañana ya nada va a ser igual en nuestra fábrica, tu despedida va a marcar un antes y un después, no sé el tiempo que tardaremos en supéralo, olvidarlo nunca, nunca te vamos a olvidar.
Ese hueco que nos dejas va a ser imposible de suplantar.
Mari que sepas que vamos a seguir luchando a tope por tú fábrica y no te preocupes por Marcelino, Pastor, Isa y toda la tropa que voy a estar encima de ellos, te lo prometo.
Solo te voy a pedir un último favor que allí donde estés nos sigas echando una mano.
Hasta siempre compañera, compañera del alma.