Desde la federación de Industria de CCOO de l´Alacantí les marines hemos intentado publicar este articulo en prensa y ningún medio ha querido publicarlo por miedo a la multinacional del Pozo, por favor darle la mayor difusión.
Dentro de todos los problemas que nos encontramos con los temas laborales en este país, últimamente el de los trabajadores autónomos que trabajan para una gran empresa, cuando podrían ser trabajadores contratados va surgiendo de forma cada vez más frecuente.
Ejemplos hay muchos, me he encontrado con problemas de este tipo en multinacionales como Bimbo, con las subcontratas de telefonía (los que vienen a tu casa a instalarte la ADSL o fibra), etc.
No obstante quiero destacar un caso, por lo rebuscado que este es, en concreto los autónomos que ejercen como comerciales para El Pozo Alimentación. Aquí hablamos de unos señores que trabajan en exclusiva para una empresa, con unos contratos mercantiles, que se dedican a intentar vender los productos de la empresa en una zona que se les da delimitada y acotada, y donde a unos clientes les dejan venderles unos productos y a otros no, siempre a elección de los jefes, que estos sí, tienen contrato laboral con la empresa grande.
Es decir, que al autónomo lo que le queda es elegir la ruta, si hoy me voy hacia el norte, o hacia el sur, porque todo lo demás está bastante fijado ya en las directrices que les dan. Hasta aquí nada particularmente raro, de autónomos como esos (que a mi juicio no lo son) está España llena.
La gracia viene ahora, resulta que parece ser que estos señores del Pozo Alimentación (la prensa escrita habla del imperio del Pozo, lo que ya da un poco de miedo) han descubierto un sistema infalible de no perder dinero en tiempos de crisis. Como suele pasar con estos sistemas infalibles, la técnica es más bien sencilla, en caso de que el cliente no pague, ni haya seguro que lo cubra, el comercial asume la deuda, así de fácil, y así de injusto.
Y es injusto, porque el gran beneficio financiero no se lo lleva el autónomo comercial, como dictan las buenas normas de la economía. Si esto fuera así no habría nada que decir, a grandes riesgos grandes beneficios, o al menos eso venden los economistas. En este caso el gran beneficio se lo está llevando la empresa (el mencionado imperio), pero el riesgo lo asume el autónomo. Que además, por si le diera por no pagar o tener el mal gusto de palmarla sin un seguro que lo cubra, está amparado por sendos avales, que en algunos casos son sus propias viviendas o las de sus familiares.
Así que entiendo que estos señores del Pozo Alimentación han descubierto una nueva forma de trabajador pobre añadido a los que ya conocíamos, que en este caso puede ser un autónomo que ingrese todos los meses una cantidad de dinero decente, pero que le deba a su empresa madre más dinero del que gane en un año.
Soy consciente de que han habido comerciales que han intentado salir de esta situación por la vía judicial, sin conseguir que los jueces transformen sus contratos mercantiles en laborales, y quitarles así el peso de las deudas de encima (deudas de los clientes con El Pozo, así rezan las facturas, no deudas de ellos). Pienso que estos contratos están cerca de la línea donde la legalidad deja de serlo, pero eso solo demuestra que estos señores del imperio tienen mucha pasta para gastársela en abogados, no que sus actuaciones sean comercialmente éticas hacia sus autónomos. De hecho no conozco ninguna otra empresa que actúe de esta forma, afortunadamente.
Por último comentar que todo esto es más sangrante porque por lo demás hablamos de una empresa que tiene buena fama, y por algo será. Que da de comer (me refiero a los salarios de sus trabajadores, no a los jamones que fabrican) a miles de personas, en Murcia y en el resto del territorio nacional, pero sinceramente, en el caso de sus autónomos comerciales, creo que se están pasando tres pueblos